La gran apuesta oficial para el desarrollo económico y social de Sierra
de Gata es el turismo. Desde hace años las instituciones públicas están
invirtiendo ingentes cantidades de fondos, principalmente europeos, en el
desarrollo turístico de nuestra comarca. Podemos afirmar que el futuro
económico y social de Sierra de Gata, va a estar definido por las estrategias
políticas que se diseñen en materia turística.
Un ejemplo emblemático de ello es el proyecto del Parque Cultural Sierra
de Gata, diseñado en base al concepto de una figura legal de protección del
territorio, pero gestionado como una especie de parque temático turístico, y
gestionado además de forma exclusiva y excluyente por parte del lobby turístico
de la región.
Es evidente que la estrategia de desarrollo de la Sierra consiste en
venderla como destino turístico, en ofertar en ferias, circuitos y demás foros
turísticos el espectacular entorno natural de la Sierra, su paisaje y en
definitiva su patrimonio natural, cultural e inmaterial.
Pero el caso es que a primeros de agosto de este año hemos sufrido un
devastador incendio, que a much@s nos ha terminado de abrir los ojos (Además de
las entrañas…) en relación con la fragilidad de la realidad de esta comarca.
Una comarca asediada por los incendios (Entre
2001 y 2013, último año con estadísticas oficiales definitivas, se produjeron
más de 1300 incendios forestales en la comarca de la Sierra de Gata) y
asolada por uno catastrófico cada diez años aproximadamente.
Desde la Universidad de Extremadura, Fernando Pulido, responsable de
la coordinación técnica del convenio marco en materia de prevención de
incendios y gestión forestal entre la Consejería de Medio Ambiente y Rural,
Políticas Agrarias y Territorio de la Junta de Extremadura y la Universidad de
Extremadura, manifiesta en la Web del Servicio de Difusión de la Cultura
Científica de la UEx que: “Los incendios
tienen lugar por un motivo subyacente: el abandono del monte. La pérdida de la
actividad agrícola y ganadera en zonas de montaña genera mucho combustible
debido a la existencia de grandes superficies de vegetación densa y continua…
Es necesario crear zonas de vegetación discontinua. Para lograr todo esto, es
fundamental realizar un diagnóstico del territorio que incluya la participación
de la población local…Es conveniente una estrategia comarcal, participativa que
incluya una gestión del territorio integral, no exclusivamente turística…La
política agroforestal, económica y turística deben ir coordinadas…El error
fundamental ha sido dejar en las últimas décadas que el territorio en zonas de
montaña pierda la estructura en mosaico, la diversificación de usos y que se
haya centrado en la explotación maderera y turística… Los aspectos agroganaderos
se han abandonado y este el problema de fondo que hay que abordar…El monte se
quema porque no hay actividades vinculadas a él”.
José Antonio Mateos Martín, Licenciado en
Geografía e Historia que trabaja como geógrafo en el Servicio de Ordenación del
Territorio de la
Dirección General de Urbanismo y Ordenación del Territorio de
la Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio, en
Mérida, y que anteriormente fue Agente de Medio Ambiente durante 10 años,
también en la
Administración Regional , incide en estas cuestiones,
planteando en Sierra de Gata Digital que: “El
abandono y decaimiento del mundo rural en general, en paralelo a la masividad
de coberturas vegetales en recuperación, generan condiciones proclives a la
dificultad de controlar los incendios. Unas condiciones de fragilidad sobre las
que desde hace unos años se ha construido el incipiente desarrollo turístico de
la comarca, donde se exhibe el verde y el agua, pero sin que pueda olvidarse
que bajo esa abundancia de verde en el paisaje de nuestras sierras se esconde
un medio rural en transición como contexto que podía virar del verde al negro
de manera brusca y catastrófica… No es raro que el cultivo tradicional se
abandone por parte de quien no ve en ellos expectativas económicas claras, como
ocurre con el olivar y el viñedo, los cultivos de mayor difusión. Donde los
nuevos usos del territorio no pasan de ser simbólicos granos de arena,
puramente testimoniales y en la medida en que tiene mucho peso en el sector
turístico, con la fragilidad inherente al contexto en que se inscriben. Tal vez
con escasa significación habida cuenta de la dilatada trayectoria que lleva la
comarca trabajando en clave de desarrollo y diversificación del medio rural
desde los programas LEADER. Donde, dada su amplia superficie, los terrenos
forestales de administración pública se gestionen de manera que los pueblos
perciban que el monte también es suyo y les genera riqueza no sólo cuando se
quema y se vende la madera, como ocurre con las recientes experiencias de
resinación. Desde luego, las políticas de valoración del medio natural no
pueden ser sólo cartelería, folletos turísticos y senderos, sino que en medios
rurales tan “naturales” deben acompañarse con unas medidas de gestión que
consideren que no hay rincón de la sierra que sea virgen sino que la mano del
serrano está detrás de la mayor parte del paisaje que percibimos”.
También desde la
Plataforma Sierra de Gata se reflexiona sobre estas
cuestiones, y se reivindica “el
desarrollo de una política activa de recuperación de la cultura del campo, que
haga rentable el trabajo de las huertas, la limpieza de las fincas y el
mantenimiento de los montes”.
Si atendemos a las manifestaciones de Fernando Pulido y José Antonio
Mateos, concluiremos que el futuro económico y social de nuestra comarca, está
asentado sobre un modelo de desarrollo, el turismo, que tiene una frágil base,
constituida por material altamente combustible.
No podemos conformarnos. Es preciso pasar a la acción y cambiar el
modelo de desarrollo de la Sierra, tal como se manifiesta en la propuesta Una voz, una comarca, surgida de la
mesa de trabajo del 25 de agosto en Villasbuenas de Gata: “Necesitamos un plan maestro y un programa piloto con visión de futuro
y con capacidad transformativa y renovadora del territorio”.
Y reiterando las palabras de Fernando Pulido: “Es conveniente una estrategia comarcal participativa, que incluya una
gestión del territorio integral, no exclusivamente turística”.
Pedro Eizaguirre Massé
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